Por qué nos encanta coleccionar y cómo los NFTs aprovechan eso
¿Te acordás de la última vez que guardaste algo solo porque tenía un significado especial? Capaz fue el ticket de un concierto que definió un momento importante en tu vida, una primera edición de tu libro favorito o incluso una taza única que parece que nadie más aprecia como vos. Este hábito no es casual: todos somos coleccionistas en el fondo. Aunque no todos se autodenominen “coleccionistas de estampillas” o “aficionados al vino,” la realidad es que todos sentimos la necesidad de poseer cosas que nos parezcan valiosas o significativas. O que nos hagan sentirnos parte de algo, de una comunidad... "del club de fans".
Pero ¿por qué? Coleccionar no es solo un acto de acumulación... Es una manera de contar nuestra historia personal, de expresar nuestra identidad y de conectarnos con algo más grande que nosotros mismos. Es el significado detrás del objeto lo que lo hace especial.
Ahora, imaginá ese sentimiento llevado al mundo digital, más específicamente a la blockchain. Y acá es donde entran los NFTs. Estas piezas digitales únicas están diseñadas para aprovechar ese impulso humano de coleccionar. Los NFTs no solo representan propiedad sino que representan conexión, exclusividad y, a menudo, estatus dentro de una comunidad digital. Por ejemplo, un CryptoPunk con un rasgo raro no es solo una imagen: es un símbolo de pertenencia y relevancia cultural, es como tener un Lamborgini en tu garage.
Lo que hace que los NFTs sean aún más fascinantes es cómo convierten estos valores tradicionales del coleccionismo en algo completamente nuevo gracias a la tecnología. Son verificables, trazables y en muchos casos, accesibles a un público global, redefiniendo cómo pensamos sobre la propiedad en el siglo XXI.
¿Arte o coleccionables? Por qué los NFTs se niegan a elegir
Existe un bedate sobre si los NFTs son arte o coleccionables que parece casi innecesario. Pensá en proyectos de arte generativo como Fidenza, que equilibran la rareza estructurada, con la estética. Son lo suficientemente organizados para atraer a los coleccionistas, pero lo suficientemente hermosos como para ser considerados arte. Por otro lado, las piezas únicas en la blockchain (1 de 1) son puro arte, juzgadas solo por su impacto visual y la historia que cuentan. Es como preguntarse si las latas de sopa de Andy Warhol son arte o coleccionables. ¿Por qué no pueden ser ambas cosas?
Si alguna vez elegiste un color de edición limitada de las zapatillas o del perfume que más te gustan en lugar del lanzamiento estándar, ya entendés el tire y afloje entre la rareza y la estética. En el mundo de los NFTs, esta tensión define colecciones enteras. La rareza es parte FUNDAMENTAL de los proyectos.
Toma los proyectos PFP (imágenes de perfil). En este caso, la rareza suele dominar. Un rasgo dorado o un fondo raro pueden disparar el valor de una pieza, incluso si no es la más atractiva visualmente. Por otro lado, las colecciones de arte generativo a menudo cambian las reglas. Una pieza puede no ser rara en términos estadísticos, pero su atractivo estético puede convertirla en un ícono.
La lección es esta: la rareza importa más en proyectos diseñados como coleccionables, mientras que la estética domina en las piezas enfocadas en el arte. Pero los mejores NFTs encuentran una forma de equilibrar ambos aspectos, atrayendo a los coleccionistas con su belleza y manteniéndolos enganchados con su exclusividad.
Ok, pensá e imaginate que sos dueño de algo súper raro, como un Rolex vintage (yaqui sieras) o una primera edición de Harry Potter. Ahora imaginá poder pedir un préstamo contra eso sin tener que venderlo. Básicamente, eso es lo que busca hacer el NFT-Fi.
El concepto consiste en convertir los NFTs en activos financieros. ¿Qué pasa si no quieres vender tu NFT pero necesitas capital? Aquí es donde entra en juego el concepto de fraccionamiento o fractionalization. Los NFTs son tokens no fungibles, lo que significa que son únicos y no pueden dividirse como el dinero o los tokens fungibles (por ejemplo, ETH o BTC). Sin embargo, a través de contratos inteligentes, es posible "envolver" un NFT en una especie de contenedor digital que lo fracciona en múltiples partes. Estas partes se convierten en tokens fungibles (como los ERC-20 en Ethereum), que luego pueden comprarse y venderse como cualquier otra criptomoneda.
Por ejemplo, podrías tomar un Fidenza, que es un NFT único, y usar un contrato inteligente para generar 10,000 tokens que representen la propiedad compartida de ese NFT. Ahora, cada token representa una fracción del valor total del NFT, permitiendo que más personas accedan a él sin tener que pagar el precio completo.
Sin embargo, esto plantea preguntas importantes: ¿Qué significa realmente poseer una fracción de un NFT? Aunque técnicamente tienes una parte, no puedes interactuar con el NFT de la misma manera que podrías si lo poseyeras por completo. Además, para muchos coleccionistas, la magia de poseer un NFT radica en la conexión emocional y en la unicidad, algo que se diluye al fraccionarlo.
El fraccionamiento además, plantea desafíos legales. En algunos países, esta práctica puede clasificarse como una forma de securitización, es decir, convertir el NFT en un tipo de activo financiero regulado. Esto significa que las plataformas que ofrezcan este servicio podrían enfrentar regulaciones más estrictas.
En resumen, el fraccionamiento de NFTs es una herramienta innovadora que podría democratizar el acceso a activos digitales de alto valor. Pero al mismo tiempo, plantea cuestiones complejas sobre el significado de la propiedad y los riesgos regulatorios asociados.
Por qué los NFTs son más que simplemente imágenes
En el fondo, los NFTs tocan algo profundamente humano. Coleccionar no se trata solo de poseer cosas; se trata de identidad, conexión y narrativa. Ya sea una figurita del mundial rarísima, unas zapas Nike edición limitada o un CryptoPunk, el acto de coleccionar dice algo sobre quiénes somos y qué valoramos.
Lo que hace que los NFTs sean especiales es cómo traen transparencia y permanencia al acto de coleccionar. No son solo objetos; son pedacitos de cultura, verificadas en la blockchain y accesibles para cualquiera con conexión a internet. Representan una nueva forma de "ser dueños" y valorar cosas en un mundo digital.
En resumen
Si hay algo que aprendí, es que los NFTs no son solo sobre arte o finanzas; se tratan de comportamiento humano. Prosperan en la intersección de la escasez, la estética y nuestro profundo impulso de coleccionar y sentirnos parte de algo.
Así que, ya sea que estés buscando tu próximo PFP o sumergiéndote en el arte generativo, recordá esto: los NFTs son tanto sobre la historia que cuentan como sobre la tecnología detrás de ellos. Y eso es lo que los hace tan interesantes para explorar.
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Foto de portada by Alev Takil en Unsplash